¿La azarosa tómbola? – Juan Luis González Alcántara Carrancá
El azar ha surcado la historia de nuestra humanidad, como los grandes descubrimientos, como los gigantescos incidentes. Entre el azar y la suerte, existe una conjura, en los que algunos pierden y
otros ganan. Como diría Demócrito, “Todo lo que existe en el universo es fruto del azar y de la necesidad”.
Así, el azar ha sido desplazado donde la necesidad se presenta. La necesidad, la base del esfuerzo,
de la supervivencia y del crecimiento. La necesidad es pues, el motor de la inventiva y la capacidad, y el cimiento del mérito. Jenofonte recordaba que entre las muchas imputaciones que se le hacían a Sócrates de pervertir a la juventud, era su férrea critica a los nombramientos al azar, pues Sócrates solía replicar: “[…] que era estúpido nombrar a los magistrados de la ciudad por el sistema del haba, siendo así que nadie querría emplear un piloto elegido por sorteo, ni un constructor, ni un flautista, ni a cualquier otro artesano, a pesar de que los errores cometidos por ellos hacen mucho menos daño que los fallos en el gobierno de la ciudad”.