Jueces, el crimen perfecto – Raúl Mandujano
Es muy tercermundista, por no llamar mediocre, ver montones y montones de expedientes en juzgados u oficinas del Ministerio Público atadas con jaretas de hilo de canevá para que no se deshojen, y después, amontonarlos en un cuarto o una bodega, donde se quedan archivadas, en espera de que el tiempo los olvide. Al final los derechos de víctimas o victimarios, a veces son intrascendentes… “El crimen perfecto no es aquel que no se resuelve, sino el que se resuelve con un falso culpable”, decía Sir John Hurt (Se acuerdan de Magneto, en los Xs), que interpretara al abogado Arthur Seldom en “Los Crímenes de Oxford”.
El periodista sorbe de su café americano sin azúcar y entiende por qué casi siempre el presidente de este país cuestiona la honestidad de los jueces. Y parafrasea a Sigmund Freud: “Antes de ser el Juez Implacable ante los moralistas, deberíamos tener conciencia sobre la angustia social”… Y es así porque en su configuración más justa, un juez puede caer en la más injusta de sus sentencias.
Le pasó a Alejandro Martínez Vitela, quien absolvió al abusador sexual de una niña de sólo 4 años de edad. ¿Pues no que la protección a la infancia se privilegia? …Que terrible que una niñita de 4 añitos no haya podido precisar el día, la hora y el lugar en que ocurrió el ataque… Y que vergonzoso que el Ministerio Público haya entregado una consignación guevona, para respaldar una sentencia. Ya es un tema que está en apelación pero parecería que se necesitan bloquear vialidades e invocar a los medios para que se revisen casos y se desarchiven expedientes.